“Dejar ir nos ayuda a vivir en un estado mental más pacífico y nos ayuda a restaurar nuestro balance. Nos libera de estrés innecesario”
Melody Beattie
Aprender a soltar tiene que ver mucho con tener claro quién soy, donde estoy, y hacia dónde voy, para dejar atrás aquello que ya no me representa, que ya no funciona conmigo, aunque lo tenga grabado por experiencias previas, llega un momento en que ya fue de utilidad, me enseño algo, más ahora es tiempo de seguir el camino, agradecer lo vivido y continuar avanzando, aprendiendo, creando, viviendo.
Dejar pasar resentimientos, enojos, angustias, cosas que podrían parecer necesarias, pero si observamos bien o no son reales, o solo están allí para aprender y luego avanzar, con la experiencia grabada y el corazón agradecido, porque vivir es un viaje de momentos intensos y otros en calma.
Hay que disfrutar los momentos buenos, y tener fortaleza y paciencia para los momentos complejos, solo porque así es la experiencia de vivir.
Te invito a hacerte una pregunta ¿Qué me gustaría soltar hoy?
Y aquí te dejo algunas ideas:
Soltar pensamientos que bajan mi energía
En esta categoría podemos ubicar a esos pensamientos que nos recuerdan aquella vez que nos equivocamos, cuando algo no salió bien, o aquello que no nos gusta de otros, al permanecer en estos pensamientos estamos utilizando nuestra energía maravillosa en resistir y no en crear, mejor cambiar de enfoque con una pregunta interesante ¿Qué aprendo de esa equivocación para no volver a hacerlo?, y en lugar de pensar en ese otro, mejor observo ¿Qué puedo hacer mejor yo?, para mi y para mi entorno.
Soltar miedos
Como la idea de no hacer algo porque no va a quedar perfecto, o porque podemos fallar, algunos años atrás ese pensamiento daba vueltas en mi cabeza, pero aquí entre nos, si me hubiese quedado en ese miedo no existiría mi blog ni el podcast.
Soltar actividades que no me aportan

Pasar horas viendo televisión o en redes sociales sin un propósito claro, observar con que estoy nutriendo mi mente, hacia donde estoy dirigiendo mi atención. La idea es definir nuestro objetivo, porque puedo revisar contenido en redes de personas que me instruyen, que comparten algo que deseamos aprender, así mismo en TV puedo mirar un documental educativo o de emprendedores, el secreto está en saber elegir y determinar el tiempo que queremos invertir en esta actividad, porque a todos nos gusta divertirnos y ese espacio también es importante para despejar la mente.
Soltar sentimientos que ya no me representan
Esta idea nos lleva a dejar atrás aquellos sentimientos que nos pesan y que hoy hemos aprendido a dejar pasar.
Aquellos sentimientos que nos bajan la energía, en mi caso la tristeza, percibirla, aceptarla, vivirla y luego dejarla pasar, evitando que se quede como un estado permanente, suena fácil, pero hay momentos en que no tenemos la claridad mental para verlo así, más cuando logramos pasar esa etapa se siente muy bien.
Soltar cosas que ya no necesitamos
Dejar atrás aquellas cosas materiales que ya cumplieron su tiempo en nuestra vida y que hoy podrían hacer feliz a alguien más, como ropa, objetos del hogar o de oficina.
También se vale servicios contratados, te cuento mi caso, haciendo una revisión en mis gastos me di cuenta que no estaba usando una plataforma de TV por cable por el cual pagaba un valor mensual, así que hice el trámite y hoy ya no me cargan esa cuenta.
La clave está en aprender a observarnos de forma consciente y ver qué ya no necesitamos, hacerlo de forma sincera, inclusive podemos soltar algunas cargas que nos pesan y no nos dejan avanzar con nuestros propósitos.
Te propongo un Ejercicio
Leyendo el libro Namasté, la vía india a la felicidad, la realización y el éxito, de Héctor García y Francesc Miralles me encontré un ejercicio bastante interesante que ahora te comparto y que inicia con la siguiente pregunta:
- ¿De qué puedes prescindir?
Concédete una hora para ti. Date cita en un café o en un parque y, con una libreta en mano, escribe:
- Todas las cosas materiales de las que puedes prescindir. Puedes venderlas o regalarlas, liberando espacio y tiempo.
- Gastos inútiles o innecesarios.
- Aquellas reuniones y compromisos a los que acudes, pero que en realidad no te apetecen. Relaciones que mantienes solo por el peso de la inercia.
- Hábitos cotidianos – televisión, scrolling en el móvil, etc. Que no eliges de forma plenamente consciente. Aquello no esencial que haces con el piloto automático.
Una vez identificado todo aquello de lo que puedes prescindir, los autores del libro mencionado proponen eliminar cada día una cosa que este en la lista y hacerlo por cien días para comprobar hasta que punto podemos aligerar nuestra vida.
Yo ya empecé a poner en práctica esta idea y créeme voy aligerando mi carga física, emocional y hasta monetaria, como te conté en un párrafo anterior, y tú ¿Te animas a probar?




Agregar Comentario